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Entrevista para Woman’s Own

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Traducido por José Carlos Rodríguez

Creo que hemos pasado por un período en el que a muchos niños y a mucha gente se le ha hecho entender que "si tengo un problema, es el Gobierno el que tiene que solucionarlos", o "si tengo un problema, así que saldré a conseguir una ayuda para sobrellevarlo"; "no tengo casa. ¡El Gobierno me tiene que dar una!" Y de ese modo proyectan sus problemas en la sociedad, y ¿quién es la sociedad? ¡No hay tal cosa! Hay hombres y mujeres individuales, y hay familias. Y ningún gobierno puede hacer nada sino a través de la gente; y la gente debe mirarse a sí mismos en primer lugar. Es nuestro deber mirar por nosotros mismos y entonces ayudar también a nuestro vecino. La vida es un asunto mutuo y la gente tiene demasiado en mente los derechos, sin las obligaciones. Porque no hay tal cosa como un derecho, a no ser que haya cumplido previamente una obligación y esta es, creo, una de las tragedias
 
Muchos de los beneficios que damos estaban llamados a tranquilizar a la gente por si caían enfermos, haciéndoles ver que había una red de seguridad y que había ayuda. Muchos de los beneficios pretendían ayudar a la gente que había sido desafortunada. "De acuerdo, nos hemos juntado y tenemos estos sistemas de seguros para cuidar de ellos". Ese era el objetivo, pero de algún modo hay gente que ha manipulado el sistema y algunas de aquellas ayudas y beneficios que pretendían decir al público "muy bien, si no puedes encontrar un trabajo, tendrás un nivel de vida básico" pero cuando la gente viene y dice "pero, ¿cuál es la gracia de ponerse a trabajar? ¡Puedo conseguir lo mismo en el paro!" Tu dices "mira, no sale del paro. Es tu vecino el que está proveyéndolo y si tú mismo puedes ganarte la vida, entonces tienes la obligación de hacerlo y te sentirás mucho mejor". Hay algo más que me gustaría decirles: "Si ello no te da un nivel básico, hay formas en las que podemos llevarte a él. Puedes obtener beneficios para la vivienda".
 
Pero fue demasiado lejos. Si los niños tienen un problema, es la sociedad la que tiene la culpa. No hay tal cosa como "la sociedad". Hay un tapiz viviente de hombres y mujeres y personas, y la belleza de ese tapiz y la calidad de nuestras vidas dependerá de en qué medida cada uno de nosotros esté preparado a asumir su responsabilidad por nosotros mismos y en qué medida cada uno esté preparado a progresar y a ayudar con nuestros propios esfuerzos a quienes son menos afortunados. Los niños, que son un gran privilegio y un cargo. Son fundamentalmente un gran compromiso, pero ellos no piden venir al mundo, somos nosotros los que les traemos al mundo. Son un milagro, no hay nada como el milagro de la vida tenemos esos pequeños inocentes y el peor crimen de la vida es cuando estos niños, que tendrían naturalmente el derecho de mirar a sus padres por ayuda, por comodidad, no sólo por comida y cobijo sino por tiempo, comprensión, crezcan y no sólo esa ayuda no llega, sino que llega el desprecio, o incluso peor, la crueldad.
 
¿Cómo comienzas a enseñar a una niña religión en el colegio diciendo que Dios es como un padre, si ella piensa "como alguien que ha sido tan cruel con nosotros"? En estos niños no puedes... Sólo te queda intentar decir que ellos sólo aprenden de la escuela o que nosotros, como vecinos, tenemos que intentar compensarlo de algún modo. Esta es la razón por la cual mi asociación de caridad preferida ha sido siempre la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad con los Niños, porque más de un siglo atrás cuando empezó se esperaba que la necesidad de ella menguara hasta desaparecer y más de cien años más tarde la necesidad de esta institución es más grande, porque ahora nos damos cuenta de que los problemas de la vida no son los de la vivienda y la comida y el nivel de vida. Cuando tenemos todos ellos, cuando tenemos una vivienda razonable, cuando comparas el nuestro con otros países, cuando tienes un nivel de vida razonable cuando no hay nadie que esté hambriento o tenga porqué estarlo, cuando tienes un sistema educativo que enseña a todos (no tan bien como quisiéramos) ¿con qué te quedas? Te quedas con los problemas de la naturaleza humana, y un niño que no ha tenido lo que nosotros y la mayoría de los lectores consideraríamos como nuestro derecho de nacimiento, un buen hogar, es a ellos a quienes tenemos que ayudar a salir. Y no es una cuestión de dinero, como cualquiera le dirá, tu situación en la sociedad. Es una cuestión de la naturaleza humana y para aquellos niños es difícil decirles: "eres responsable de tu comportamiento" porque no han tenido la oportunidad y por tanto creo que es uno de nuestros mayores problemas y creo que es nuestro mayor pecado.